sábado, 31 de marzo de 2012

Volver a la niñez

Nunca he escrito sobre deporte y vivencias personales, casi todas mis entradas van sobre cine, música y fotografía, pero hoy he decido que ya toca.
Cuando era niño, recuerdo los domingos ir al estadio con mi padre, no era muy grato por mi parte, a mi el que me gustaba era el madrid con su quinta del buitre, Rafa Gordillo, Chendo y Hugo Sánchez (que era mi ídolo de estampas). La verdad que ir al estadio los domingos a ver a unos jugadores que ni salían en cromos, ni en la tele y ver un estadio vetusto, semivacío y lleno de jaramagos no era atractivo para un niño de apenas siete años. Lo más gracioso era el folleto que te daban donde cada marcador de primera división coincidía con una publicidad, y sobretodo cuando los hijos de los amigos de mi padre y yo ibamos a coger ranas, mientras nuestros respectivos padres disfrutaban del espectáculo. Fueron pasando los años, y las ganas de ir cada domingo al fútbol, ir a tomar antes un refresco al bar estadio o al bar gol, y ver el partido de turno no era una propuesta muy atractiva para mi, pero era como que tocaba, como el católico que va todos los domingos a misa. Iba obligado, pero claro todo tiene un antes y un después, con la llegada de un iluminado de pelo largo y barba poblada, creció el engaño al que algunos sucumbinos, nos vendió el subir a primera, a ver en nuestro estadio, en nuestra ciudad a los grandes jugadores que en mi niñez veía en las estampas y en la televisión, todo fue un engaño, un gigante con pies de barro. A partir de ahi, de esos ascensos no conseguidos logré desengancharme del Córdoba, ya no estaba mi padre que me obligaba a ir cada domingo al estadio, porque también mi padre acabó hastiado por el devenir de las circunstancias que rodeaban al equipo. Aunque pasa una cosa, que el equipo en una situación desastrosa económicamente, con jugadores de mi edad, con jugadores que han compartido mañanas en el instituto, lográ el milagro de subir a la segunda división del fútbol español, digo lo de milagro por las circunstancias que rodeaban al equipo en ese tiempo. A partir de ahí dejé de lado a la quinta del buitre, al madrid, al barça o al superdepor, a partir de ahí me picó el orgullo de ser cordobesista, de oir el himno y emocionarme, de aguardar impacientemente que llegué el fin de semana para ver a mi equipo, y sobretodo a sentirme orgulloso de mi equipo. Ya no es obligación por ir a animar a mi equipo, el sentimiento se ha tornado en devoción.

martes, 13 de marzo de 2012

Películas para la historia. Hombres errantes.

Hombres errantes (Lusty Men, 1952), es una obra extraordinaria. Pocas películas cuentan, con la inocencia y la claridad de Nicholas Ray, el sentimiento de volver al hogar. La escena en la que Jeff McCloud (Robert Mitchum) serpentea bajo su casa, después de veinte años, para sacar un viejo revólver de juguete y un cómic, refleja como ninguna, la esencia de retornar a casa. Jeff McCloud es una estrella del rodeo en decadencia, que regresa al pueblo en el que creció para intentar rehacer su vida. Su destino se liga al de una joven pareja de casados, Wes y Louise, interpretados por Arthur Kennedy y Susan Hayward. Cuando Wes, influenciado por la figura de Jeff, decida probar suerte en el rodeo, la tensión entre la pareja, y los recelos y el orgullo entre los dos hombres, harán saltar por los aires la relación. Hombres errantesLa película hace hincapié en esos temas que tanto gustan a Ray: la búsqueda de un hogar, la recuperación de las raíces y de la autoestima perdida, y sobre todos ellos, el amor redentor. De la película destaca el excelente montaje, que mezcla imágenes reales del rodeo con las imágenes rodadas, y que dan como resultado una atmósfera dramática, donde se combinan la tensión y el espectáculo. Es la historia de hombres que se caen y se levantan, de amores imposibles y de intereses egoístas, que se mezclan con el derribo del novillo, la monta de caballos salvajes y la tira del lazo. En palabras de Nicholas Ray: "Hombres errantes es una historia rodada con la ciencia del instinto y con la capacidad de reacción de los actores". Hombres errantes no es un western, trata de personas que aspiran a tener un hogar propio. Esa era la gran aspiración y la gran búsqueda americana en el momento en el que la película se hizo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Películas para la historia. En un lugar solitario

La cinta es una de las dos obras maestras que regaló el director de culto por excelencia, Nicholas Ray, a Humphrey Bogart y su productora “Santana” (la otra es Llamad a cualquier puerta). No es de extrañar que Gloria Grahame -una de las grandes damas negras del celuloide- fuera la protagonista ya que dos años antes se casaba con el realizador. El matrimonio no duró mucho, pero fue muy sonada su boda con su último marido, Anthony Ray, a la sazón hijo de Nicholas. Parece que todo quedaba en familia. In a lonely place son múltiples películas en una sola, de ahí su enorme atractivo para cualquier cinéfilo. En primer lugar es una crítica feroz contra el propio Hollywood: el protagonista es un guionista amargado que no duda en enfrentarse a los productores, directores y estrellas echándoles en cara su falta de profesionalidad, ya sea por intereses comerciales o por simple arribismo. En cierta forma se puede considerar una obra autobiográfica ya que el propio Ray sufrió lo suyo para sacar adelante sus proyectos personales. Pero también es una cinta donde aparece uno de los temas preferidos de Nicholas Ray: las dificultades de la pareja (Gloria Grahame y un violento Humphrey Bogart) para vivir su historia de amor en un entorno hostil. En este caso, la presión de la policía -que cree que Bogart es el asesino de una camarera- no deja que esa convivencia llegue a buen termino.

”Nací cuando me besaste. Morí cuando me dejaste. Sólo he vivido las pocas semanas que me has amado” son frases que pronuncian tanto él como ella a lo largo de la película. La situación se repetirá en obras posteriores del mismo autor. Así, en Johnny Guitar, Sterling Hayden y Joan Crawford intentaban vivir su amor en el pasado y en el momento de la acción, pero el entorno social, la ambición y los oscuros antecedentes de Johnny como pistolero, hacían que les resultase imposible vivir juntos. Lo mismo les ocurría a los personajes que encarnaban James Dean y Natalie Wood en Rebelde sin Causa, esta vez la presión la ejercían la familia y sus propios amigos. Por último resulta interesante observar como Ray utiliza distintos puntos de vista en la trama. No sólo el del protagonista, como sucede en la mayoría de los filmes clásicos de la época, sino que a medida que la violencia se hace más patente, el punto de vista de Gloria Grahame cobra importancia y se alterna con el de Bogart hasta la resolución final. Y es que la actriz realiza una de sus mejores interpretaciones. Lejos de sus tumultuosos matrimonios y de su preocupación por su aspecto físico –se rellenaba los labios para darles mayor realce de tal forma que más de uno terminó con la boca llena de algodón después de haberla besado- Gloria Grahame era muy seria en su trabajo y una excelente profesional que cosechó importantes premios, entre ellos un oscar de la Academia.

En un lugar solitario es una película imprescindible para todos los cinéfilos en general y para los amantes del cine de Nicholas Ray en particular. Es un filme en el que se pueden analizar todos los elementos que luego Ray desarrollará en posteriores largometrajes; pero también es una cinta para disfrutar de las imágenes, de la trama y de... Gloria Grahame.