martes, 3 de mayo de 2011

El Campo de la Verdad

Sucedió en tiempos del rey don Pedro, el Cruel, de Castilla.

Cuenta la vieja historia que don Pedro había ofrecido el saqueo de Córdoba al moro de Granada si le ayudaba a conquistarla. El rey de Granada trajo cuantas tropas  pudo juntar y lo mismo hizo el castellano. Cuentan que se juntaron a las afueras de Córdoba, al otro lado del puente y la Calahorra, más de veinte mil soldados. Los granadinos atacaron con coraje y sobrepasaron la fortaleza y el puente y llegaron a abrir hasta seis portillos en la muralla del Alcázar. Después se extendieron por las calles de la ciudad y ya empezaron el saqueo.

El adelantado de Córdoba y los demás generales responsables de la seguridad estaban indignados al ver que los soldados cristianos parecían consentir el saqueo y se dejaban arrollar por la morisma. Por fin tuvieron que salir las mujeres, madres y hermanos, de Córdoba para afear su conducta y de repente los antes cobardes, se convirtieron en fieros leones que atacaron con tal brío a los moros que los tenían tan acosados, que los obligaron a huir arrojándose muchos por la muralla al río para salvar la vida.

A pesar de todo, los dos aliados volvieron a atacar a la ciudad al día siguiente, pero los sitiados tomaron por lo general al Adelantado con los soldados disponibles, y multitud de caballeros y gente voluntaria juraron, antes de entrar en combate, vencer o morir.

Cuando ya estaba todo preparado se corrió la voz, insidiosa y falsa, de que el Adelantado don Alonso Fernández de Córdoba se había puesto al frente de la resistencia para así entregar la ciudad al rey de Castilla. Su madre, doña Aldonza de Haro, y porque oyó el comentario, se presentó ante él cuando ya llegaba el ejército al puente y le dijo: "Mira, hijo, que me dicen que sales a entregar la ciudad a nuestros enemigos: recuerda que en nuestro linaje no ha habido traidores. No hagas menos que nuestros antepasados".

Y don Alonso respondió: "Señora, en el campo se verá la verdad".

Pasó el ejército y los voluntarios el puente y don Alonso mandó romper y cortar dos arcos del puente y dijo a los suyos: "¡Pensad que venimos a vencer o morir!"

Por supuesto que ganaron la batalla y volvieron a Córdoba pasando el río por el vado que desde entonces se llama del Adelantado o del Adalid.

Desde entonces también dio en llamarse a aquella parte de Córdoba "el Campo de la Verdad".



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